jueves, 15 de abril de 2010

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TEATRO // UNA VOZ, ECO DE VOCES
Por: Gabriela García Morales - 13/04/2010

 
María José Gabin se luce en Lengua viva, un unipersonal o espectáculo de narración en el que trabajó de principio a fin y logró un espectáculo eficaz y de gran teatralidad en el Portón de Sánchez.
Son historias urbanas en un escenario con apenas una escalera a la que la actriz le va dando distintas formas y posiciones que ayudan a dar el marco al relato. Cada cuento explota en la imaginación del espectador que no cesa de generar escenarios y situaciones propias.
La voz de Gabin son muchas voces. Cuentan de humores y temores, noticias que son ficciones y de ficciones que son noticia. Nos hablan de alturas y bajezas; de búsquedas y decepciones, del tiempo presente y el indefinido.
Sobre ella, detrás de ella, a partir de ella, una serie de imágenes se despliega en una pantalla para dar marco espacial a la voz, al gesto a la expresión de esta actriz que logra matices y rincones del alma de sus personajes.
Buen ritmo y precisión en la dirección de Blanca Herrera y Juan Manuel Wolcoff.
La luz, la música y las proyecciones completan el espectáculo que con escasos recursos logra calidad en la puesta y conmover a una asombrada a cada paso.

Las historias
Desde la mujer que quiere escribir su diario personal tratando de crear una personalidad que le falta o un crimen oculto en la intimidad de la pareja, pasando por la vecina desquiciada, el periodista tránsfuga y la mujer acorralada como testigo de una persecución animal hasta la obra de arte valiosísima que nadie se atreve a autenticar; el hombre encerrado en el ascensor con la mujer del metro veinte y el juguete infantil perdido en una Costanera que ya no existe, Gabin desarrolló esta obra desde su mismo germen, con la paciencia y la dedicación de una orfebre. A su vez, incorpora un dispositivo multimedia de proyección de imágenes, que diseña los espacios de manera abstracta, y cuenta con un único elemento escenográfico: la escalera. Según los requerimientos del relato, esa escalera se transformará en el puente de La Boca, las habitaciones de una casa, un ascensor o una vía del tren. Y seguramente, también, en los peldaños para descubrir una mirada profunda sobre nuestra ciudad y nuestro tiempo.

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